Cuando llega la inspiración, debes grabarla o
escribirla sin juzgarla, puede ser un tarareo, un silbido, una melodía, una
melodía con letra, una secuencia de acordes o un riff, pero debes capturarlo,
debe quedar una guía que te recuerde el día siguiente, exactamente, lo que
paso, luego debes trabajar y labrar ese momento mágico hasta que llene tus
expectativas.
Piensa en lo que quieres contar, no tienes por
qué tener siempre claro de qué quieres hablar en una canción, pero es más fácil
hacer una canción si ya partes de una idea, puedes querer comunicar una idea,
una denuncia, un sentimiento, una emoción, una preocupación, una confesión o
una atmósfera.
Puede ser transparente y cristalino o puede
estar oculto entre metáforas. Debes
definir quien canta la canción. ¿Tú? ¿Una parte de ti? ¿Otra persona? ¿El
personaje de un libro? Tener claras estas cosas dan una dirección a la canción
y un objetivo al escritor, dos factores que te van a ayudar en la creación.